mamíferos

llamo para decir que no estaba. que volvía en tres días. se fue directo a la playa donde los remolinos dejaban secuelas del tipo de una abeja con un aguijón de metal y gafas de sol en el omoplato y nunca se veía la arena del fondo del mar. pensó que si él conseguía devolverle a la bahía todo lo que la corriente se llevaba conseguirían perder de vista aquél monstruo que cada día parecía estar mas cerca de 'el calamar'. así que, tal como un ser poseído de la rabia producida por el engaño número 532, empezó a lanzar toda la arena que sus puños dejaban abastecerle al agua.

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